Buscador

Lo primero, la montaña

Más de epigrafía en la montaña (I)

Comentaba en posts anteriores que el buen sentido de la epigrafía funeraria siempre había sido el recordar a los muertos para que su memoria permaneciera viva en las generaciones posteriores. Los casos de destrucción del Puro o la Aguja Roja realmente son anecdóticos, ya que lo normal es que -estemos de acuerdo o no con la colocación de placas en las paredes- se respete la memoria de aquellos que han fallecido.



Una de las placas que me ha llamado la atención por su texto y su ubicación fue la dedicada a un vecino de Siétamo que desapareció en noviembre de 2005 y no pudo ser localizado hasta 3 meses después. Decía que me llamó la atención por el texto y la ubicación; el motivo es que que el lugar donde está fijada no es donde apareció el cadáver y que lo que ahí pone me dio a entender que la placa la colocaron cuando todavía no había aparecido el cuerpo.


Su ubicación es muy discreta, en un claro del bosque apartado del camino al final de la Garganta de Fabana. La vi de casualidad, cuando bajaba hacia el coche ya bastante tarde tras haberme perdido al intentar llegar a Frachinito. Al ponerme a buscar las noticias, me recorrió un escalofrío al ver que él murió precisamente cerca de la cumbre de Frachinito y precisamente, quien encontró su cadáver fue otro montañero de Zaragoza que también se perdió cerca de la misma cumbre.


La epigrafía funcionó en este caso y sirvió para hacerme buscar y recordar la memoria del ausente.

1 comentario:

  1. También estaba, que no está, la cruz de los capitanes,en el balcón de Pineta en memoria de Grávalos y Perez Santa Cruz, muertos en el glaciar del perdido en julio de 1953-

    ResponderEliminar

Si crees que tienes algún dato que sirva para añadir, completar o corregir lo que aquí has leído, o simplemente te apetece dejar un saludo, añade tu comentario identificándote con tu nombre o un nick válido y colgaré esa información.
Gracias por colaborar.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...